Fuente: Centro Urbano
• Los especialistas señalaron que la gentrificación se ha intensificado debido a la dificultad de acceder a vivienda asequible, situación que es más frecuente en las zonas céntricas de la CDMX, impulsada por el costo del suelo.
México cuenta con 8.9 millones de viviendas se encuentran en situación de rezago habitacional. Aunado a ello, se estima que en 2025 se requerirán 2.8 millones de viviendas nuevas y para 2030 serán necesarias 6.6 millones de viviendas nuevas.
Así lo señaló Luis Armando Díaz-Infante Chapa, secretario nacional de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) e integrante del XL Consejo Directivo del Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), durante la conferencia Análisis de la situación actual de la vivienda en México y sus perspectivas de desarrollo.
Durante la charla organizada por el CICM, el especialista destacó que señaló que el déficit de vivienda se ha acrecentado por el cambio de la estructura familiar en el país: al haber menos matrimonios, más divorcios, más población económicamente activa y mayor población urbana, la demanda de vivienda ha aumentado.
En ese sentido, Díaz-Infante Chapa precisó que en 1995 la densidad de población fue de 4.77 habitantes promedio por vivienda registrada; para 2025, esta cifra disminuyó a 3.64. Advirtió que esta tendencia continuará, de tal modo que para 2035 haya 2.75 personas por hogar, generará un mayor déficit de viviendas.
Destacó que actualmente el sector de la vivienda cuenta con una serie de problemáticas que dificultan aún más el acceso a una propiedad. Por ejemplo, hipotecas bancarias que requieren demostrar ingresos de 3 a 1 sobre el pago del crédito; el aumento en la plusvalía en las ciudades por encima del incremento salarial; y los elevados costos para el desarrollo de vivienda.
Gentrificación, un problema de oferta y demanda
En ese contexto, Luis Armando Díaz-Infante Chapa afirmó que la gentrificación es un problema de oferta y demanda. Por lo tanto, al contar con un mayor inventario de propiedades asequibles, este fenómeno puede disminuir.
«La gentrificación disminuye considerablemente con una mayor oferta de vivienda asequible. Es importante que las políticas que se generen para su producción incluyan al sector privado, para que la construcción sea atractiva, rentable, y así pueda promoverse de una manera más dinámica y acelerada», indicó.
Por su parte, afirmó Mauricio Jessurun, presidente del XL Consejo Directivo del CICM, destacó que «más que construir muros y techos», es necesario trazar una planeación urbana con visión integral que vincule el acceso a la vivienda, una alta calidad de vida, accesos a servicios, etc.
«En un país como México, con gran diversidad territorial y alta vulnerabilidad sísmica, hidrometeorológica y social, las y los ingenieros civiles tenemos un papel decisivo en el diseño y ejecución de soluciones habitacionales que respondan a la realidad, que fortalezcan la vivienda rural, que regeneren el tejido urbano, que integren comunidades y que permitan a millones de personas tener no solo un lugar donde vivir, sino un hogar donde crecer, protegerse y construir futuro», comentó.
Por otro lado, Ricardo González Lomelí, presidente de la CMIC delegación Ciudad de México, indicó que la escasez de vivienda asequible es una consecuencia del alto costo del suelo, situación que se presenta mayormente en colonias como la Condesa, Roma o Hipódromo, donde el precio por metro cuadrado supera la capacidad de financiamiento de programas como los del Infonavit. Estas condiciones han propiciado la gentrificación.
¿Cómo mitigar la gentrificación?
Díaz-Infante Chapa propone que, para mitigar los efectos de la gentrificación, es necesario reestructurar diversos componentes del sector. Por ejemplo, mencionó la necesidad de reinventar esquemas hipotecarios y desarrollar incentivos para la producción de vivienda asequible, con el objetivo de topar al 30% del ingreso familiar destinado a la vivienda.
El especialista planteó como una opción el programa renta móvil, que funcionaría como bajo un esquema de fideicomiso de inversión, que permitiría largo plazo, adquirir el inmueble.
«La renta móvil, en la cual el trabajador se puede mudar tanto geográficamente, como del tamaño del hogar, mediante un mecanismo que acumule puntos por el pago de rentas que eventualmente darán derecho a la adquisición de la vivienda por reversión; para ello, se contaría con un instrumento denominado Fibravit, con las consideraciones de un fideicomiso de inversión en bienes raíces de vivienda incluyente para trabajadores, en donde los tenedores de los CPIs -sean inversionistas públicos y privados. Después de un periodo determinado, ceden los mismos a los inquilinos para que puedan adquirir la propiedad, a través del pago de sus rentas, en el lugar geográfico y el tamaño de la vivienda que decidan».
Finalmente, propuso modificar los planes de ordenamiento territorial, generar reservas de suelo a precios asequibles, definir estrategias de redensificación, simplificar trámites, promover la movilidad sostenible, entre otras iniciativas atractivas para los desarrolladores, que permitan ampliar el acceso a la vivienda.